¿Por qué es malo dejar llorar al bebé en su cuna?

Explicaciones desde la neurociencia

Cuando dejamos a un niño solo en su habitación, sobre todo si es un bebé, se asusta, sus padres no están cerca y no sabe qué va a pasar. Ante esta situación, el cerebro responde liberando las hormonas del stress por excelencia, que son la adrenalina y el cortisol.

 

¿Por qué es malo dejar llorar al bebé en su cuna?

Explicaciones desde la neurociencia

Cuando dejamos a un niño solo en su habitación, sobre todo si es un bebé, se asusta, sus padres no están cerca y no sabe qué va a pasar. Ante esta situación, el cerebro responde liberando las hormonas del stress por excelencia, que son la adrenalina y el cortisol. Estas hormonas impactan sobre áreas del cerebro que rigen las emociones a lo largo de nuestra vida y el lenguaje. Como consecuencia, los niños que no son atendidos lloran hasta que estas áreas se colapsan. Como el cuerpo no podría aguantar durante mucho tiempo esta situación, para contrarrestar se liberan una serie de sustancias (endorfinas, serotonina, opiáceos) que provocan una bajada del stress (recibe un chute de tranquilizantes naturales). Además cuando hay niveles altos de cortisol y de serotonina se produce el vómito involuntario, es falso que los niños se provoquen el vómito para llamar nuestra atención. Por lo tanto si tenemos en cuenta que para el niño la hora de dormir había llegado y probablemente haya pasado, que lleva llorando mucho rato y está agotado y además acaba de recibir un “chute” de opiáceos, es normal que caiga rendido y se duerma, pero no porque haya aprendido nada, simplemente porque está auto drogado. Esta es la base de los métodos conductistas, provocar un shock neuroemocional en el niño y precisamente por eso funcionan mejor cuanto más pequeño es el niño porque más miedo tienen.

¿ Qué secuelas quedan a corto y largo plazo ?

El niño aprende que nadie le va a hacer caso, que sus necesidades no merecen ser atendidas y por eso dejan de llorar, pero no porque no necesiten a sus padres. El hecho de colapsar repetidamente la amígdala puede provocar niveles anormales de serotonina y esto se relaciona con depresión,

violencia, baja autoestima, ansiedad, síndrome de estrés postraumático… Además los niveles altos y mantenidos de cortisol pueden ser tóxicos para el cerebro llegando incluso a provocar pérdida neuronal. Por otra parte estos niños aprenden a dormirse con un chute de opiáceos y serotonina y seguirán necesitando esta dosis para dormir. Suelen ser niños que necesitan estresarse para provocar el subidón de adrenalina y el posterior subidón de serotonina y opiáceos. Asocian dormir con estrés, mientras que un niño acunado y atendido, asocia dormir con relax y a la larga sabrá dormir solo.

Fuente: Rosa Jové “Dormir sin lágrimas”

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